Varios peregrinos, como Egeria, dejaron por escrito la narración de su peregrinación a Tierra Santa durante la época bizantina y en los primeros siglos de dominio islámico. Sin embargo, tan solo tres de ellos mencionan, si bien escuetamente, la ciudad de Magdala.
Un archidiácono alemán llamado Teodosio pasó por Galilea en el s. VI, y con estilo telegráfico anota: “De Tiberiades hasta Magdala, donde nació María, hay dos millas, y desde Magdala hasta las Siete Fuentes (Tabgha), otras dos”. Dos siglos más tarde, pasaría también por allí san Willibaldo, de cuya peregrinación la monja Hogeburga de Heidenheim dejó un minucioso relato: “Desde Tiberiades, (los peregrinos) fueron rodeando el mar, pasaron junto al pueblo de la Magdalena, y llegaron a Cafarnaún”. Pero la noticia más interesante para nosotros proviene de un monje de Constantinopla llamado Epifanio. Escribe: “Después de unas dos millas (desde Tabgha), hay una iglesia, en la que está la casa de la Magdalena, en el lugar llamado Magdala, donde el Señor la curó”.
Epifanio, en torno al año 800, es el primero en mencionar una iglesia que conmemora la casa de la Magdalena. ¿Quiere esto decir que la iglesia se construyó tan solo unos pocos años antes? ¿O será más bien que los escuetos relatos de los peregrinos anteriores no les permitieron entrar en detalles para describir una iglesia que ya existía? Dos siglos después un autor anónimo nos dará su respuesta, pero eso lo dejamos para el siguiente episodio.